Decisiones certeras.

Y ahí me encontré a mi misma de nuevo, una vez más, contemplando como el sol se ocultaba tras ese horizonte tan lejano, con los árboles expectantes justo delante de la colina donde yo me hallaba.
Es cuando cae la noche, brindando ese manto oscuro con atisbos de luz, el momento idóneo para pensar, y hablar conmigo misma, sin interrupción. Y es el instante de dejar los lamentos, para poder descansar profundamente y embarcarme en el mundo de los sueños, para despertar con fuerzas y valor ante la luz que otorga la gélida mañana.
Es momento de reflexión; determinación. He divagado constantemente en ideas profundamente ambiguas, hasta llegar a conclusiones certeras, que me conceden tranquilidad dentro de mi propio caos. Decidí seguir luchando, con la convicción de que debo dejar de vivir en un futuro incierto, para poder así contemplar mi presente, con todo lo que suceda. Sé que no me derrumbaré. Aunque quede varada en la desesperación, siempre me aferraré al mínimo rayo de luz, considerando que hasta yo misma lo crearé si es necesario, pues tengo el alma y la sangre de un dragón.

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