Una búsqueda en mi interior

Ahora dejo que me acaricie el mar, pudiendo entrar sin un temor que antaño no me dejaba viajar a través de mi elemento.

Nací sin miedo, pero algo comenzó a yacer de mi interior creando barreras sin cesar, hacia todo; hacia todos. Mi vida cambió en tan poco tiempo, que ni yo mismo lo recuerdo.

En mi memoria quedaron grabadas las noches donde me hinundaba el terror, hacia el mañana, hacia los demás.

Sin un por qué, un cuándo, un cómo.

Fue como si algo se hubiese apoderado de mi, tan solo para hacerme saber lo que es el dolor, el verdadero miedo, el llanto, la agonía de no saber qué sucedía dentro de mi.

Pese a todo, quise domar al demonio que se aprovechó de mi más pura inocencia para crecer con el fin de derrumbarme, y aunque me llevase años, secuelas y miles de cicatrices, me propuse vencerle.

Vencerle y derribar todas y cada una de las barreras, que, aunque me duela, siguen afectando a un espíritu que lucha por mantener viva su luz; esa misma luz que me ha salvado tantas veces, que me recuerda que siga buscando, que luche por mi verdadero yo, por la liberación de cada una de las cadenas que me impusieron mis demonios durante todo este tiempo.

He comenzado mi lucha y no pienso ser derrotado una vez más.

Cuanto más hondo quieran que esté, más alta será la cima que logre conquistar.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Decisiones certeras.

En un mundo de color.

Orígenes