Nace y permamece

Recomiendo escuchar Tristane, de Oskar Schuster (grandísimo pianista) mientras se lee éste relato. He de añadir que se queda en una idea muy breve y que es mucho más extensa de lo que he plasmado en el texto; sin más dilación, te dejo comenzar a leer.

Me resulta patética la forma de buscar placer sin motivo, por aburrimiento, por pasar el rato, por encajar con el resto de la situación.
En mi vida si he buscado el placer, a veces fue por la búsqueda de una sensación, pero no tardé mucho en saber que nace y muere en un período demasiado efímero; de hecho, pondría la mano en el fuego por decir que te hace sentir más vacío.
Hay que saber distinguir entre necesidad, y placer. Y tus hormonas, si tienes suficiente capacidad de autocontrol sobre tu mente, las puedes tener bajo control sin ningún problema, independientemente de tu sexo. Eso sí, las excusas, las mentiras, yacen de nuestra boca tal y como lo hace el aire.
Al final, buscarás el sentimiento; aquello que nace y permanece. Brinda infinidad de momentos, que se grabarán en nuestras memorias por el resto de nuestras vidas. Y es lo que nos da experiencia, nos lucra, nos corrompe la palabra que hoy día está tan sucia y malinterpretada... amor.
Tan solo recordar lo que te producen momentos empapados de amor, ya te causa furor, alegría a veces nostalgia, y un largo etcétera. No me quiero meter en casos ajenos y específicos (dado que éste es mi blog y me baso en experiencias propias).
En mi vida, como he dicho en relatos anteriores, solo he amado a una sola persona con todo lo que conlleva. Empecé amando su cuerpo, y cada imperfección que contenía, aunque suene muy tópico, es insignificante. Pues solo me yacen ganas de protegerlo, admirarlo, cuidarlo, mimarlo. Y si hablase de cada parte de su cuerpo sería demasiado extenso este relato, ya solo hablar de sus labios me llevaría una historia entera. Y si hablo de su mente, diría que es lo más fascinante que he conocido en mi vida, sin dudarlo, solo de pensarlo, y pese a que puede que conozca una mínima parte de lo que llegue a ser, me enamoré de todas y cada una de las máscaras que se puso en nuestros bailes. Y así, con todo, con lo malo, con lo bueno, sé que no lo olvidaré.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Decisiones certeras.

En un mundo de color.

Orígenes